Cuando uno entra de nuevas en una empresa, por muy cuidadoso que sea, se mueve como un elefante en una cacharrería. No conoce el ecosistema y tardará un tiempo en adaptarse. Si a esto se le suma la falta de experiencia laboral, estamos ante una persona que debe hacer grandes esfuerzos por enterarse de todo e integrarlo para realizar las taras asignadas de una forma efectiva. ¿Cómo se puede ayudar a agilizar este proceso?
El primer día un novato no se va a enterar ni de los nombres ni prácticamente de las caras, pero hay que hacer las presentaciones para facilitar y normalizar la entrada. Si no se hace, tendrá que estar pendiente de si saluda o no, y se verá en la obligación de hacer una introducción cada vez que hable con alguien que no había hablado antes.
Que conozca el organigrama de la empresa es fundamental. Da igual si es una empresa demasiado grande o demasiado pequeña. Tardará en enterarse por sus medios, y esto supone perder tiempo y aumentar las posibilidades de que se equivoque en un cometido. Además, es conveniente que se le explique el flujo de trabajo completo y dónde se sitúa su labor para que no tenga en cuenta solo sus funciones. Que conozca los pasos previos y las consecuencias de sus acciones en los procesos que vienen después. Si el flujo de nuevos es frecuente, merece la pena elaborar una presentación o un video.
Es aconsejable que la persona que se acaba de incorporar tenga a otra que actúe como guía dentro de la empresa; sin embargo, también resulta muy eficaz que cuente con otros referentes. Organizar una reunión con los trabajadores más experimentados para que le expliquen los detalles técnicos del trabajo le permitirá adoptar más puntos de vista e integrar todo de una manera más eficaz. La reunión debe prepararse antes para no dar formas de proceder contradictorias.
Esta es una de las fases más importantes. Aquí sí es principal la labor de alguien que actúe comomentor. Lo ideal es que haga ver a la persona que entra por primera vez a la empresa por qué se le ha seleccionado y qué se espera que aporte, qué aspectos de su perfil motivaron que se le escogiera. Estas cualidades deben ser potenciadas y el mentor le dirá cómo hacerlo, con críticas constructivas y consejos para mantener encarrilado el trabajo.
Hay que desechar la idea de que hay que supervisar cada uno de los pasos que da un trabajador. Se pierde agilidad y eficacia. Los empleados que son capaces de tomar decisiones optimizan el flujo de trabajo. No se puede hacer de golpe, pero sí se debe ir poniendo al recién llegado en situación para poder ir corrigiendo a tiempo.
Los becarios y las nuevas incorporaciones suponen una oportunidad para renovar la empresa y revisar algunas metodologías. Solo hay que adaptar el talento que aportan a las necesidades de la compañía
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